28 diciembre 2014

Nuevo año




 Doce pasos y en la esquina estamos.

Doce nuevos pasos por dar, que

ahora se presentan concluidos los de atrás.

Ellos serán la búsqueda, el encontrar

aquello que en silencio bulle inconcreto

y en el interior anclado está.

Doce pasos entre sombras y claridad.

Doce pasos con tiempo marcado, con

libre rumbo  de las piernas que los dan,

con la fe en el camino y el estigma de la voluntad.

Enero inicia la ruta y diciembre la concluirá,

con otros diez meses en medio de  voluble transitar.

Coged el hatillo, llenad el morral, alzad la vista

¡y a caminar!

21 diciembre 2014

El lado oscuro de la Navidad en Glasgow

Los años anteriores he presentado en este blog imágenes idílicas de calles y tiendas decoradas con gusto y bañadas en luz (ver aquí, aquí, aquí y aquí). Siguen ahí, las disfruto, pero de vez en cuando hay que variar.

Por varios motivos, la Navidad en los escaparates escoceses empieza a principios o mediados de Octubre, según ande la economía. A finales de Octubre los amantes de Halloween ven como calabazas, brujas, arañas y los colores negro y naranja van siendo sofocados tienda a tienda por renos, muñecos de nieve y el barbudo obeso, que embadurnan los escaparates de rojo y verde.

La conquista de la calle es inexorable. A principios de Noviembre quise renovar parte de la biblioteca de mi descendiente. Llego a la librería buscando acción, drama y aventura que luego encontrar en español y me encuentro esto:

Librería, sección preescolar, Noviembre
Ho, ho, ho, la madre que los parió. Recuérdenme que zurre al próximo que me venga promocionando la compra en negocios locales.

Viene Diciembre y empieza a ser aceptable poner el árbol e incluso oír villancicos. Aquí torturan con clásicos ochenteros tipo "Last Christmas (I gave you my heart)" de Wam, "Merry Christmas Everybody" de Slade, "All I want for Christmas is you" de Mariah Carey, "Don't they know it's Christmas" de Live Aid y muy, muy poco más.

En la tele, sin la Lotería Nacional ni Freixenet, cada año es una guerra entre las grandes superficies por el anuncio más lacrimógeno. El ganador este año es el de Sainsbury's, hecho con ayuda de la Legión y basado en la historia real que este año está de centenario de un alto al fuego navideño durante la I Guerra Mundial:



El ambiente consumista se arrastra a base de rebajas de mitad de temporada que duran medio Noviembre, se enlazan con Black Friday y agonizan con Cyber Monday. Esto es una nueva costumbre, como lo atestiguan las noticias del supermercado Tesco en Silverburn, donde varias almas se sacudieron el espíritu navideño a guantazos por el último ofertón en dos basuras por el precio de una.
St Enoch Centre

Lo más perverso de estas fechas en Glasgow es que para ver a Santa Claus apenas hay dos opciones. Los centros cívicos e iglesias suelen pedir a un vecino que se vista de Papa Noel. Es gratis. Generalmente el disfraz es del todo a cien y reciclado año tras año. El vecino es fácil de reconocer. Pero si pagas una media de £25 puedes ir a un centro comercial a desayunar con el gordo y sus elfos que sacan una foto, te leen cuentos y te dan un regalo. No hay cabalgatas, así que si quieres magia, toca pagar. Después de mucho buscar he encontrado una solución que no me revuelve el estómago: soltar £11 y reservar entrada para las celebraciones de una de las propiedades del National Trust of Scotland, una ONG que emplea el dinero en mantener edificios históricos. Al menos así los ahorros van a buen lugar. Desgraciadamente, no me libro de la nueva política de que el disfrazado, en lugar de escuchar las peticiones del niño como era tradicional, dé un regalo que normalmente no gusta.

No se celebra la Nochebuena. Se hace una comida grande en Navidad, que es festivo. Llega el día siguiente a Navidad, o "Boxing Day". Lo que en casi toda España conocemos como el día de las devoluciones, en el Reino Unido marca el comienzo de las rebajas. Cuando parecía que no se podía meter un alma más en las tiendas, desembarca en la única ciudad grande de Escocia la invasión de las Highlands. Llegan en autocares, dispuestos a despojarnos de hasta la última tele de plasma. Saquearán los McDonalds y Starbucks. No les detendrán los canis poligoneros del St Enoch Centre ni las rubias de frasco caro de Princess Square.
26 de Diciembre, Centro de Glasgow.
El final llega en Año Nuevo, con grandes fiestas al aire libre, como la del ayuntamiento. Las entradas se agotan meses antes y los únicos que no se calan hasta los huesos son los músicos de la carpa. El desmadre justifica que el dos de Enero sea festivo.

En fin, que la Navidad les sea leve.


Felicitación de la Escuela de Arte (The Glasgow School of Art on Vimeo).
Me da que el que la hizo no andaba con el humor muy festivo.

17 diciembre 2014

Navidad



A ritmo de villancico la Navidad se acerca.  Por mandato cronológico es obligado ser felices, magnánimos con los demás,  acallar el ruido interior con el tronar de la zambomba,  hacer la dicha directamente proporcional al número de comensales,  esforzarse en malabarismos verbales para que no se descomponga la urdimbre familiar que en estos días se muestra más compleja, cristianizar lo pagano y paganizar lo cristiano para demoler la incoherencia,  hurtar de la memoria infantil páginas que ayuden a ocultar otras en blanco o con borrones de madurez,  forzar la composición de un puzle diseñado  para disimular el vacío de conocimiento y la ausencia de singularidad.

Mas  lo  escrito que no induzca al lector a pensar que es el desahogo de un resentido, el escape de un melancólico tristón, la catarsis de un enojado con el mundo,  o el manifiesto de un esnob;  porque estaría errando: ninguno de los supuestos me contiene.  Me gustan los turrones y detesto los villancicos. La Navidad no me enfada  ni me entristece, no me ciegan sus luces ni me desilusionan los reyes con sus camellos.  Me eleva el ánimo la cara gozosa de tanto niño y me lo baja el rostro ajado por las arrugas de la carencia o el rictus de la desgracia de tanto ser decente.  Son mis líneas superiores la decantación  de una reflexión  impuesta  por el tiempo vivido y la inevitable observación. 

Paz a los hombres de mala voluntad,  y que ésta torne su sentido en virtud de aquella.

10 diciembre 2014

Dulce honradez

"El mundo fue y sera una porquería
ya lo se
En el quinientos seis
y en el dos mil también."

Por eso hay una anécdota de mi hija Jueves, entre las decenas que genera un niño pequeño, que difícilmente voy a olvidar.

Se acercaba el momento en que había que sacar los pañales a la mingurrias. Ella había cogido tanto apego a ese invento que le permitía jugar sin interrupciones, que no estaba dispuesta a admitir que no siguiese en el catálogo de moda 2014. Además, creía estar a un paso de empezar a cambiárselos ella sola. Para contrarrestar esto, los padres recurrimos al clásico método del soborno. Meas en el tiesto y -pim, pam- toma Lacasitos. Todo iba estupendamente hasta que un día, cuando me iba a por el chocolate, ella me para.
El Lacasito bilingüe

-¡No!

-¿No quieres Lacasitos?

-Ziiii

Entonces me lleva hasta la habitación, abre el cajón donde supuestamente estaban "escondidos", los saca y ella sola se sirve. A pesar de tener todo el bote secuestrado en su puñito, toma la cantidad justa, abre la mano para que vea lo que hay, me mira y dice:

-¿Okey?

Desde entonces se los empezó a echar ella. Con el tiempo aumentó la cantidad en un Lacasito, pero nunca fue más allá. Hubiésemos podido regatear, pero no lo hice porque de todos es sabido que en cualquier negocio siempre hay alguna ganancia asociada a soplarse al intermediario.

Cuando ocurrió esto, los Bárcenas, Fabras y Urdangarines paseaban por la piel de toro como si fuese suya. Recuerdo haber mirado al tubo de chocolate y pensar "esta niña no puede volver a España". Hoy ¿quién sabe?

01 diciembre 2014

Cuaderno de Vacaciones



Chico de colegio bien (El Pilar) y de barrio señorial de Madrid (Salamanca), de cuidada indumentaria y  esmerado peinado,  con reflejos de pulcritud  en todo cuanto le rodea y, lo más importante,  conciso y calmado en la palabra; siempre ésta  manifiesta prueba de un ser inteligente y cultivado.

Luis Alberto de Cuenca  es  persona interdisciplinar. Le interesa el cine, la radio, la televisión, la música… y el libro. El libro como sujeto voluptuoso y objeto de biblioteca, el libro como causa cultural y efecto  de la creatividad, el libro como bien necesario y motivo de culto.  A él ha dedicado su vida y en él ha dejado su esfuerzo  como lector, como escritor y como recopilador.

El día 9 de diciembre será el invitado en El Club de Lectura de la Vaquería, codirigido por mi amiga Violeta Dávila, en Madrid. La distancia y otras circunstancias adversas, muy a mi pesar, me impedirán asistir. Se leerá y comentará su última obra CUADERNO DE VACACIONES.  Poesía de la buena que se deja leer con agrado y deja un regusto de cultura y cotidianidad. De métrica libre y algún soneto; que parece provocada por la última vivencia,  por el deseo presente o por la futura desaparición. En la que aparece Petrarca y Google,  Epicuro y  la desesperación, Dios y el hombre, Séneca y  Pachá, el gozo y el insomnio, la sensualidad y el hambre…

Parece loa común a un libro decir que desde su inicio ha sido imposible separarse de él. No fue éste el caso.  Sus 85 poemas los fui leyendo y deglutiendo a lo largo de tres días para mejor saborear el placer de su ingesta. Para quien guste, aquí dejo una prueba:
 

 

Lo mató la vida muy pronto.

Se apagó el fuego que alumbraba

las pupilas del niño triste

cuando mordía una manzana,

acariciaba a su mascota

o leía cuentos de hadas.

Pero su fuego sigue ardiendo

en mis victoriosas mañanas,

tantos años después, y alumbra

la noche oscura de mi alma.