29 junio 2015

¿Están locos estos griegos?

Los noticieros se desbordan con la situación griega. Leo y me ahogo en información que mana a raudales, pero que cambia de dirección constantemente. He intentado leer los medios tradicionales, esos que dicen que todo lo que venga de Bruselas es maná del cielo. No me entero de qué es lo que quiere Bruselas. Leo los independientes y el mismo analista describe las propuesta helena de formas distintas según el día. Tengo la sensación de estar intentando entender un divorcio donde la comunicación está tan rota que la historia parece diferente según el cónyuge que la relate.

Admiro la valentía del gobierno griego plantándose ante las grandes potencias. Pero no sé si es David frente a Goliat o Don Quijote contra los molinos.

Será que no entiendo de economía, pensé durante mucho tiempo. Pero, de repente ¡referéndum! Osea, que es una situación que todo el mundo en Grecia debería entender lo suficiente como para tener una opinión formada que, además, se contesta con un simple "sí" o "no". Es más, la cosa está tan clara, que la Unión Europea ya pedía que se votase "si" antes de que se supiese cual era la pregunta. Burra que soy. A todo esto ¿Cual es la pregunta? Pues aquí está:
No sé ni alfa de griego, pero tiene dos párrafos.

Según el traductor, lo de la imagen significa:

"¿Debe ser aceptado el plan que fue propuesto por la Comisión Europea, el banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25-6-2015 y compuesta por dos partes que constituyen su propuesta unificada?
 El primer documento se titula 'Reforms to the Completion of the Current Program and Beyond' y el segundo, 'Preliminary Debt Sustainability Analysis'".

Dos párrafos y anexos en inglés. A lo mejor la respuesta es esta:

Por lo que veo, algunos griegos han interpretado que se les consulta sobre si quieren formar parte de la Unión Europea. Otros han intentado entender la pregunta. La opinión de una de estas últimas personas se resume así:

"No sé qué significa decir SI o qué significa decir NO. Si sale el SI ¿El gobierno va a dimitir y convocar nuevas elecciones?¿O firmará todo lo que les pongan delante y se lavarán las manos de lo que pase después?¿De cuanto dinero dispondríamos? Si votamos que NO ¿De dónde saldrá el dinero para pagar sueldos y pensiones?
Somos un país herido y dividido."

Lo unico que parece claro es que en la Europa del siglo XIX, Grecia es una nación a la deriva donde los viejos hacen cola para cobrar su pensión.

"Apoya a Grecia"
Me encantaría hacer esto pero ¿Qué significa?

20 junio 2015

Salvador Dalí


Esta foto salió el año pasado (mayo) en El País Semanal en un artículo firmado por Javier Rioyo.  Me entusiasma… El genio abandonado a la ensoñación sobre unos guijarros;  con unos cativos de una España pobre y una despreocupación absoluta de postura y aliño.  Sin bigotes, sin pinceles, sin excentricidades, sin Gala. ¡El Divino Dalí!  Excelso para muchos, un farsante para otros.

Viviendo yo en Girona, allá por los años 1978 y 1979, fueron varias las visitas que hice al Museo Dalí en Figueres. En ocasiones seguía hasta Portlligat para tomarme una cerveza en un bar en lo alto.  Desde su  terraza  casi podía tocarse la residencia del pintor. Algunas veces vi como daba comida a los gatos que merodeaban por allí; otras como, envuelto en una bata grana rayada de negro, se acercaba a la ventana y movía la persiana; y las más me conformaba  con la contemplación de los huevos gigantes del tejado o el bello  azul de la cala al pie de la casa.

Era (y es) para mí un icono de la pintura, un virguero de la literatura, un rebelde burgués, un tímido chulo, un amante platónico, un mundano espiritual, un lógico surrealista, un pueblerino universal.  Todo menos vulgar y gregario. Ni el gran jefe del surrealismo, Andre Breton, consiguió mantenerlo en su redil.  Su talento le permitió con su arte hacer armónico lo inconexo, y con su vida un juego del escándalo sin agravio.

Es inevitable que un  personaje de tal índole se haga acreedor de lisonjas y críticas. Estoy persuadido de que Salvador Dalí las confundía y obviaba: su mundo imaginativo y onírico no tenía cabida para juicios populares.

Y termino con el mío:  admiro su dibujo, venero su pintura, alabo su ingenio, disfruto su literatura y me seduce su persona. ¡Y su fotografía!

07 junio 2015

La vacuna de la estupidez

Desde hace unos días los medios y las redes sociales se han volcado en el caso del niño de Olot que contrajo difteria por no estar vacunado.

La opinión es unánime: los padres son unos irresponsables. No seré yo quién lo discuta. Lo que no me gusta es usar este error como motivo de linchamiento.

Propaganda norteamericana, 1930.
No vacunar a tus hijos es estúpido. Hacerlo dentro de una comuna donde ni siquiera la inmunización de los demás niños protege al tuyo es rematar la faena con paseíllo y vuelta al ruedo. Pero las consecuencias se está pagando y la lección ha sido aprendida. ¿Hay peor castigo que ver a tu hijo sufrir por tus errores?

Mientras tanto, las redes se llenan de comentaristas que sugieren que el impresionante despliegue de medios para salvar al pequeño se cargue a cuenta de sus padres. Me pregunto ¿Cuántos de ellos lo dicen con un paquete de tabaco en el bolsillo? Si se fuma, la probabilidad de tener problemas de salud derivados es muchísimo más elevada que la que tenía este niño de padecer difteria. Problemas vasculares, cánceres de pulmón, cabeza, cuello, mama, infartos, trombosis... Las consecuencias de su adicción para el erario público también serán más elevadas. Y eso por un hábito que tiene algo menos de la mitad de la población. Después vienen los que no hacen suficiente ejercicio, los que comen mal, los que beben demasiado, los que alguna vez se hayan liado con desconocidos sin condón... En resumen, prácticamente toda España.

Se nos llena la boca con la importancia del sistema de salud universal y gratuito ¿Queremos eso o no? Si lo queremos, toca que nuestros impuestos se empleen en curar a todos, no sólo a los que cometen una estupidez poco original.

Entiendo a quien propaga información o expresa una opinión sobre el tema, sobre todo si le afecta directamente. Pero si queremos que se nos tome por compasivos o tolerantes con los que piensan diferente, toca no atacar a aquellos que cometen errores distintos de los nuestros, por muy obvios o incomprensibles que a nosotros nos parezcan. Sobre todo si, como en este caso, el error lo pagan en las carnes de la persona que más aman.