23 abril 2016

Cruzando Escocia en coche

Al menos una vez al mes me toca volver a mi antigua casa en Glasgow. Es un viaje largo que hacemos por obligación, así que no pienso en él más que para prepararlo. Pero en la última bajada, a más de medio camino de este recorrido de casi cuatro horas, descubrimos que las llaves de una casa se habían quedado en la otra. Para no perder el tiempo gastado, después de dar la vuelta me llevé, además de las dichosas llaves, la cámara de fotos.


El viaje es uno de los más comunes entre los turistas que visitan Escocia. Para quienes quieran ir desde Glasgow o Edimburgo al salvaje norte, hay dos opciones: la larga y bonita por Fort William que suele acabar en la Isla de Skye, o la más directa y menos atractiva que pasa por Perth y el Parque Nacional de Cairngorms hasta Inverness. Lo normal suele ser subir por una y bajar por la otra. Nosotros vamos siempre por la segunda.


Además de informar de lo que implica este viaje, este artículo va a ser una experimento para testar una teoría personal: que cuando pongo fotos atractivas nadie se lee el texto.


Si te gustan las emociones variadas y superar obstáculos en la conducción, estás de suerte, ya que se trata de la carretera con más accidentes del Reino Unido. La lista de motivos es larga, la de soluciones, de momento, corta: tramos en obras de ensanchamiento y un completísimo muestrario de los modelos de radar más común.


La ruta no carece de atractivos que, además, se puede paladear con tiempo, porque los camiones tienen un límite de velocidad inferior a los coches, con lo que si te quedas atascado detrás de uno (o dos, o tres o, como nos ocurrió en una ocasión, cinco) pasarás bastante tiempo comulgando con la naturaleza. Gracias a esta comunión he descubierto cual es la criatura más estúpida de la Creación: el faisán. Hay tramos donde puedes encontrarte media docena atropellados en la cuneta y otro a punto de cruzar como si la masacre no fuese con él.


Según la estación del año, se puede elegir entre nieve y hielo o turistas que no tienen claro a qué bordillo les conviene arrimarse.


Finalmente, los sitios para tomar algo o ir al baño son escasos, así que hay que ir con las paradas planeadas o un buen GPS.

Eso sí, el viaje, ser es muy bonito.

14 abril 2016

Almanaque

Negligentemente remuevo

cachivaches de antaño,

que sumidos en la quietud

yacen en el valle del olvido.


Y ahí está un almanaque,

con sus meses y su fotografía,

dueño de sus días, pues

el tiempo no puede matar

a lo qué su esencia da vida.


Y vida son sus números,

cuando curioso los miro:

decoloradas huellas de tinta

de cachitos de lo vivido.


Pues son nombre propio de un día

al que yo le he puesto apellido:

un dibujito, un aspa, un asterisco,

unas letras sin aparente sentido

para no por todos ser leídas;

o un redondel rojo que

se ha vuelto amarillo.


Espectros de un tiempo

a un papel sujetos, que

bueno, malo o como fuese,

era mi yo y mi presente:

palabra, pensamiento y obra,

agua y fuego de adolescente.


04 abril 2016

Una perla en la Isla Negra

Llevé la cámara de casualidad. Por aquello de conservar el recuerdo de un día de sol.

La familia salimos de casa con la única intención de comprobar si era cierto que la mejor pizza del Reino Unido se sirve en un pueblo de menos de ochocientos habitantes perdido en las Tierras Altas de Escocia. Llegamos hambrientos y, aún así, saqué la lente antes que el tenedor.

Esto es Cromarty, en la Black Isle, o Isla Negra, que en realidad es una península no particularmente oscura. Lo que se ve al fondo son pozos de petróleo olvidados. Tan olvidados que lo único que he conseguido averiguar salió de la charla de un cliente del restaurante, un antiguo ingeniero que los recordaba funcionar.

Fue una sorpresa descubrir un pueblo anclado en otro tiempo. Armonioso. Oliendo a salitre. Donde ni siquiera las olas rompen el silencio.

Desde que llegué a las Tierras Altas me llama la atención la cantidad de estampas que, fuera de contexto, no sabría si son escocesas o gallegas.

El Mar del Norte acaricia casi cada curva de este pequeño pueblo.

He de volver. Han quedado muchas imágenes en mi recuerdo que la lente no pudo guardar. La fama de la pizza es justificada, así que no ha de ser difícil.