26 marzo 2016

Reflexión

Es la indolencia pecado

del que ya absolución no quiero

y la solidaridad virtud

que fui perdiendo con el tiempo,

mas lo qué ahora soy

más de mí dice lo cierto

y más conforme me deja

al contemplar mi reflejo.


Honores que otrora fueron

para mí noble sustento
,
hoy, desperdigados por el suelo,

son añicos (que olvidar deseo)

de bajo valor y mucho peso:

calderilla del momento.


Quiero mi alma ligera

que vuelo ligero pretendo,

pues la luz del conocimiento

igual ilumina al paria

que al señor del reino.


2 comentarios:

  1. Una bella poesía con un camino trazado de conocimiento. Yo creo que la poesía no solo es belleza, que puede aportar más cosas, como aquí, en Reflexión. Y es que además, me siento muy identificado con el poema, por eso me gusta más, por proximidad. ¡Ay, esa indolencia de la que ya no se pretende el perdón! Honores, reconocimientos, ¡bienvenidos! Pero dejaron de tener peso. Alma ligera para caminar sobre la playa del mundo. Y unas gotas de conocimiento.
    Un abrazo.

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    1. Pues si,Igor, qué buen cuerpo deja la lectura de algo con lo que te sientes en consonancia. También ocurre cuando escribes algo que sabes es asumido por alguien solvente del que tienes un juicio favorable.
      Un abrazo.

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