29 enero 2015

Ausencia

Hoy, unos versillos de ya unas décadas atrás.

 
Cruzo parajes y pueblos,             

nada urge a mi vista,

crujen tediosos mis huesos              

bajo la bóveda amatista.

 

El viento azota mi cara,

la ausencia me toma en sus brazos,

sobrecoge el silencio mi alma,

se ocultan en sombras mis pasos.

 

Se rasga el cielo con rumor de seda,

canta la noche sus versos,

gime trémula  la arboleda

al sentir mi boca tus besos.

21 enero 2015

¡Por fin nieve!

En Escocia este ha sido un largo invierno de días asquerosamente oscuros, de vendaval y de lluvia. Uno de dos inviernos con una niña obsesionada consecutivamente con The Snowman, Frosty el muñeco de nieve y Frozen (la película de Disney, esa que acaba con la cantinela "Sueltalo, sueltalo, hija, suelta el DVD; Sueltalo, sueltalo, te lo voy a esconder").

Cuando oímos los primeros rumores, los amantes del esquí parecían muñecos de cuerda a punto de ser soltados. ¡Oh, climatología puñetera, danos de una vez tu maná!

El viernes, tras varios amagos infructuosos, un tímido manto blanco:
No era mucho, pero un amigo me habló de una colina cercana que prometía, así que allá que nos fuimos.

Claramente el sitio no era un secreto.

Un Stonhenge perecedero.

A esta oportunidad la pintan blanca... ¡A trabajar!

Unos metros más arriba le completamos la familia con una madre y un perro.

El lunes aún había restos de la nevada en las calles, pero ni gota de zumo de naranja en las tiendas. Los desmadres del fin de semana han dejado las gargantas en tal estado que hasta las mujeres me recuerdan a Constantino Romero, pero mereció la pena.

10 enero 2015

Cansada de Charlie

No lo puedo evitar. Una vez asimilados el horror y la pena iniciales, las noticias y análisis sobre la matanza de Charlie Hebdo me generan más cansancio que otra cosa. No me refiero sólo a los comentarios de quienes reiteran que la libertad de expresión sólo se defiende cuando la atacan minorías étnicas, pero se deja agonizar cuando quien se molesta tiene mucho dinero o votos. Tampoco a la paradoja de que hasta el último dibujante en plantilla de un diario europeo se haya visto forzado a pintar un lápiz en situación heroica. Me refiero a la pereza con la que se tratan estos temas.
Libertad de repetición

Hoy en día, el abuso de  armas de fuego se explica según el color de quién las empuña. Si es árabe, el problema es el fanatismo islámico. Si es negro, la sociedad racista en la que vive. Si es blanco, es un trastornado con demasiados videojuegos.

Pero en todas las religiones existe la posibilidad de alcanzar la eterna plenitud siendo una persona relativamente normal. Trata a los demás con cortesía y respeto, llena el cepillo, y cualquier líder espiritual te dirá que tienes el paraíso más o menos en el bote. Estoy segura de que, aunque se probase que el imán favorito de los asesinos fuese un Torquemada en babuchas, la mayoría de los feligreses de la mezquita a la que iban no han visto un arma de fuego en su vida. Puede que tengan una visión limitada del papel de la mujer en la sociedad o que vean pecado hasta en la carta de ajuste, pero de ahí al asesinato media una colosal distancia. Cuando alguien prefiere entrar en la gloria décadas antes de lo que por ley natural le corresponde, algo más falla.

Lo mismo ocurre cuando el color de piel es otro. No se puede culpar sólo al racismo en un mundo donde el líder más poderoso es negro. Tampoco a la violencia virtual cuando millones de personas la consumen sin efectos colaterales.

Entiendo que un análisis cuidadoso de estos hombres (siempre hombres, al parecer a las mujeres no nos molesta la discriminación) puede interpretarse como fascinación y que eso podría ayudar a que proliferen imitadores. Pero entiendanme si lo contrario me aburre. Ya saben: libertad de expresión.
Portada del Sunday Post de mañana (en escocés)

06 enero 2015

Remembranzas


Los Reyes ya han pasado. Con ellos se va la magia de la ilusión y vuelve la cotidianidad de la razón, el fin de las vacaciones… y el recuerdo. El recuerdo de aquel niño que fui, de la tristeza que cada seis de enero, como una niebla espesa, emborronaba los días anteriores de alegre solaz y oscurecía los venideros de anunciado pesar.

Quizá lo de recuerdo se quede angosto para aquellos “días de reyes” del primer lustro de los años 60. Porque es más que eso, es pura vivencia, es todavía sentirlos en los huesos:

Mustio está el musgo del belén. Desde una esquina silenciosa nos mira la rebosante papelera llena del colorido de sus papeles. El calor de la chimenea no puede con el frío interior y sus llamas dibujan con sus sombras monstruos despiadados o el contorno de profesores amenazantes. El menor de mis hermanos da cuerda a su cochecito de lata, los demás miramos al televisor desde el sofá y escuchamos el melancólico vacío de ánimo. El reloj del salón avanza implacable hacia la hora de entrada al colegio otra vez. Otra vez las tareas, la separación… Y el frío, otra vez.

01 enero 2015

Predicciones para el 2015

El 2014 ha sido más o menos esto:
(Referendum escocés, Excalibur, Gcía Marquez, misión Rosetta, Sra de Obama contra Boko Haram, Robin Williams, Commonwealth Games en Glasgow, homofobia en la olimpiada rusa, Frozen-manía, inmigrantes, desaparción del vuelo MH370, coronación y Pablo Iglesias.
Pero ya es el pasado ¿Qué nos traerá el 2015? Esperen que les cuento...

SOCIEDAD:
El año empezará tranquilo, apenas alguna noticia sobre la Lotería del Niño y las rebajas.

Saldrán las primeras monedas con la jeta de Felipe VI. Su padre sentirá todo el peso de la ley, al menos la de la gravedad y sobre todo en sus huesos. Intentará arreglar el asunto con una mezcla de sanidad privada y pública que garantice que puedan acusarle de elitista cuando la factura salga de su cartera y de sacar recursos de los más necesitados cuando lo haga con sus impuestos.

Juguetes Happyland de la familia real británica
Guillermo y Kate tendrán otro bebé con el que empapelar las salas de dentistas de medio mundo.

Con la vuelta al cole vendrán los detalles de algún crimen macabro que tendrá a media España pegada al televisor.

A medida que el otoño avance, algún artista famoso morirá repentinamente de ataque al corazón o drogas.

Finalmente, nos escandalizaremos viendo cómo alguien sin talento aparente se hace de oro.

POLÍTICA:
La cosa empezará lenta pero conforme los días se vayan alargando y mejore el tiempo, los políticos se irán despertando y amenazarán recortes impopulares. Alguno será imputado por ladrón, embustero, que le guste el juego y el vino o tenga alma de marinero, inundando las redes sociales de comentarios indignados. Alguno irá a la cárcel, otros quedarán tan impunes como el ladrón del carro de Manolo Escobar. Y cuidado, que viene Podemos.
Nihil novi sub sole
Algún líder mundial de avanzada edad se irá al otro barrio. A lo mejor le toca a
Fidel Castro, a Juan Carlos, o Isebel II nos deja solos ante el Orejas. Si el muerto es el Campechano, el gobierno usará la noticia para enmascarar algún desaguisado o sacar leyes impopulares cuando nadie mira.

En Verano se cercenará alguna otra libertad civil, aprovechando que de vacaciones esas cosas nos importan menos.

Llegarán las elecciones generales y ganará el PSOE, por ser el único partido que dentro de unos meses no estaremos asqueados de ver hasta en la sopa.

A la sombra de las cámaras, Pablo Iglesias por fin podrá hacerse la ortodoncia y abrigarse el antebrazo sin que le llamen casta.

DEPORTES:
Seguiremos con algún triunfo deportivo nacional para hacernos sentir mejor.

¡Ortodoncia real ya!
Media España seguirá corriendo para no ir a ninguna parte. O para poner la foto con el dorsal en las redes.

CLIMATOLOGÍA:
Al menos una estación vendrá "rara". El cansancio primaveral, el provocado por cambios de horario y la depresión otoñal volverán a pillarnos por sorpresa.

MODA:
Seguirá estando de moda...

Esta temporada no podrán faltar un buen par de pantalones vaqueros, el clásico vestido negro para ocasiones especiales, el "y tú más" y el "qué hay de lo mío".

Creer que expresiones como "por favor" o "usted" son más raras que un cuchillo de pescado.

Exigir disculpas empleando el imperativo de "perdonar" seguirá siendo aceptable.

Quejarse de que las compañías de móviles y energéticas nos roban y de que las redes sociales o el móvil están destruyendo las relaciones humanas. También seguirá siendo muy clase media decir que no ves televisión y pasarte horas con series en Internet o vídeos chorras en YouTube.

Convertir las malas noticias en buenos chistes.

Invitar un amigo aunque nuestra cuenta corriente esté más en rojo que el trasero de un mandril.

Quedan avisados y, si no les gustan estas realidades, por un módico precio tendrán otras:

Feliz