05 julio 2014

Besame niño y duérmete mucho

En España se ha desatado una guerra por imponer un método universal de crianza del bebé. Sus abanderados son dos pediatras catalanes: Carlos González y Eduard Estivill. He decidido leer un libro de cada uno y ver a qué viene tanto revuelo.

Empezaré por una cita representativa del libro. Después vendrá un resumen y un análisis de contenido.

DUERMETE NIÑO por EDUARD ESTIVILL

"Por ello, vuestro hijo deberá tomar su desayuno a las ocho de la mañana, la comida a las doce del mediodía, la merienda a las cuatro de la tarde y la cena a las ocho de la noche. La elección de este horario, en el que hemos de ser bastante estrictos, tiene que ver con que el cerebro de los niños está preparado para acostarse entre las ocho y las ocho y media de la noche, ya que el sueño aparece con mayor facilidad a esa hora."

Método Estivill para adiestrar en la siesta
Eduard Estivill es el importador de las ideas del americano Richard Ferber sobre entrenamiento del sueño infantil. La base de su filosofía es rutina, constancia y disciplina. El libro describe varias formas en las que el bebé es entrenado para adaptarse a los ritmos de sueño considerados normales para su edad.

“Duérmete niño” es un libro corto, claro y bien estructurado. Desde el primer momento se aclara que está dedicado al treinta por ciento de niños con trastornos de sueño graves. El autor separa entre diferentes estadios de desarrollo y adapta sus técnicas a cada uno de ellos. El índice, las tablas y las ilustraciones facilitan las consultas rápidas, algo fundamental en una obra dirigida a insomnes.

Dedica espacio a todos los miembros de la familia y no sigue la moda de prejuzgar el uso de canguros o guarderías. Pero la filosofía de "es Juanito quien se ha de adaptar a vosotros y no vosotros a él" es poco realista. En cualquier relación humana la adaptación es mutua. La imagen del infante también es irreal. Una de las claves del método es "decir la verdad con toda la calma del mundo", ignorando argumentos contrarios porque el hijo (o "golfillo") es "más listo que el hambre". Pero, por muy listo que sea, estamos comparando un infante dos adultos formados. La probabilidad de que la capacidad de manipulación del niño sea mayor que la de los padres es remota.

Para Estivill, los padres proponen y el niño dispone.

BÉSAME MUCHO por CARLOS GONZÁLEZ

"Se empieza sacando al niño de la habitación y se acaba sacando también al padre. Recapacite, amigo lector, y decida en qué bando le conviene más estar. Cuando le propongan poner al niño a dormir solo, pregúntese quién será el siguiente."

Carlos González fue el primer importador de la "crianza con apego", el método de cuidado del bebé del americano William Sears. La base de su filosofía es el contacto físico constante entre madre e hijo, que se considera sinónimo de amor y respeto. El bebé marca los ritmos de la vida familiar, convirtiéndose en su centro. "Bésame mucho" es un compendio de historias y reflexiones que intentan respaldar esta forma de entender la familia.

El estilo de este autor es inconsistente y agresivo.
Esquema del método de González (cosecha propia).

Cuando González describe lo que considera una crianza correcta, su interlocutor es "querida lectora". Cuando critica, es un "amigo lector". La inconsistencia estilística sigue en páginas de fácil lectura, llenas de anécdotas y ejemplos, pero desnudas de pragmatismo. Esto no sería malo (es más, podría ser muy bueno), de no ser porque él mismo dedica un capítulo entero a criticar a otros escritores por "decir generalidades vacías de contenido con las que cualquiera puede identificarse".

Creo que en una obra que habla de cómo educar desde el amor, el tono imperativo y la sorna quedan fuera de lugar. También choca que la mitad de las páginas se dediquen a atacar posturas contrarias.

Muchas ideas (no reprimirse en las caricias, evitar castigos, etc.) son buenas. Pero un ejemplo no es un argumento. González a veces recurre a comparaciones con comportamientos adultos, otras a una supuesta vida hace cien mil años, a sociedades primitivas o mamíferos. Todo con historias tan sacadas de contexto que un conocimiento muy rudimentario de Psicología, Historia, Antropología o Zoología es suficiente para sentirse absurdamente manipulado, incluso estando de acuerdo con su postura.

Este libro tiene limitaciones muy grandes. No distingue entre las diferentes etapas de crecimiento y la capacidad de comunicar y comprender en unas u otras. Para el autor, todos los lloros parecen tener el mismo tono, la misma importancia, la misma urgencia.

Para González, el niño propone, la madre dispone y el resto del mundo no importa.

Conclusión:

Menos mal que me baje ambos panfletos gratis.

8 comentarios:

  1. gran análisis, mejor conclusión x)

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    1. Gracias. La conclusión es lo que pienso cuando me pillas de humor "vaso medio lleno", cuando estoy de "vaso medio vacío" me lamento de las tres horas que perdí y nunca volverán.

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  2. Te leí ayer desde el móvil pero ese trasto infernal no me deja comentar...

    Para empezar, el título del post me ha encantado jaja! Respecto al contenido.. yo estoy exactamente en medio de estos métodos de crianza. He leído a los dos gurús, y de ahí saco mi propia manera de criar, extrayendo lo que me parece mejor de uno y de otro. Como se suele decir, "ni tanto ni tan calvo".

    Tu conclusión me ha hecho reír :)

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    1. No te preocupes. Anda que soy yo rápida de caray para comentar o contestar...

      El título lo elegí para que se supiese de qué va el artículo sin atraer a los acólitos de nadie, que ya se sabe que algunos adoran a su líder comentando todo lo que ven sobre él.

      Yo no hago caso de ninguno de estos dos. Me falta un argumento muy importante para decidirme: cómo han salido sus hijos. Si hubiesen ido a Harvard becados para coger un trabajo de cooperantes en Angola -por ejemplo- me plantearía tomármelos en serio, pero la hija de Estivil trabaja de química con él en la clínica y a los de Gonzalez parece que se los haya tragado la tierra. Para que me ayuden a criar un hijo normal pregunto a familiares y amigos, que además conocen a mi hija y tienen más interés en su bien que un desconocido.

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  3. ¡Ay! Los dos tienen cosas buenas, de verdad. El método Estivill me funcionó de maravilla a los cuatro meses. Cogió el ritmo de sueño, y ahora con doce años sigue igual. Es mi experiencia empírica. Besos sí, muchos. Disciplina (ojo, para niños) también. Horarios y rutinas son una maravilla.
    Hay un problema grave con algunas filosofías educativas. Lo veo en mis colegas. Eso de que el niño manda no funciona para nada. Es un error tremendo. El niño se transforma en un monstruo que usa el chantaje. En fin, ya sé que lo sabes, pero es que veo amigos muy inteligentes, gente muy válida que apuestan por "que haga lo que quiera porque es un niño y se tiene que desarrollar según sus necesidades". Mejor el método Estivill aplicado a la manera de cada uno y con muchas excepciones, que la vida no es una barra de hierro.
    Muy buenas tus críticas a los dos libros. Me he reído un rato.

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    1. Madredelamorhermoso, como te lea un acólito de Gonzalez... Tú sólo mira lo que pasa si pones "método Estivill" en un buscador. Eso sí, si después te sientes mal por haber traumatizado a tu hija para toda la vida, mira "ferber method" o "controlled crying" y ya se te pasa.

      La rutina es la base de todas las teorías de crianza que salen del Reino Unido y también me parece que ayuda mucho. La vida del bebé es muy dura. Es como estar paralítico. Ayuda mucho si por lo menos saben qué esperar en cada momento del día.

      El que el niño mande es muy cómodo pero es, literalmente, poner al más torpe a pilotar la nave familiar. De todas formas, me parece que la raíz del problema podría ser otra: la idea de que si la madre sigue su instinto todo irá bien. El instinto maternal es de protección, el del hijo de independencia. Si las madres nos dejamos llevar, el hijo terminará siendo un tirano que intentará conseguir todo lo que quiere a través de nosotras, las únicas que no sólo se lo toleramos, sino que lo buscamos, porque no hay madre que no quiera seguir abrazando y cuidando a su hijo toda la vida.

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  4. Desde luego, cada cual ha de afilar sus armas en el duro mercado, y monta su discurso con la suficiente contundencia. Es que, si no es muy audaz, corre el riesgo de quedar desdibujado y ser intrascendente.
    Eso de la rutina en el sueño, propuesto por Estivill, parece una buena idea. Aunque no todo el mundo está en condiciones de aplicarla. Los tratados prácticos están muy bien. Pero, ¿no se echaría en falta un tratado de míninos? Es decir, de qué es mejor (o peor) prescindir, en la crianza, si no queda más remedio. A veces no se pueden cumplir todas las cláusulas propuestas en un libro, pero puede ser interesante saber un orden de importancia de ellas. Ya me temo que eso daría para unas discusiones grandísimas entre autores.

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    1. El discurso moderado como camino al olvido. Pues no lo había visto de esa forma, pero así puesto es obvio.
      Lo del tratado de mínimos ya lo tienen cubierto. Hace unos años alguien llamó a estos dos autores a un careo en la radio. Se esperaban chispas. No hubo nada porque ellos, como cualquier "guru" de la crianza estuvieron de acuerdo en que lo fundamental es "el amor y el respeto". En el fondo ambas filosofías tienen mucho de vendedor de horóscopos.

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