25 agosto 2013

La maleta del expatriado

Programas como Españoles en el Mundo se han encargado de propagar la comida que se llevan de la patria los españoles cuando emigran. Jamón  serrano, lomo, galletas maría, conservas, pipas, chocolate a la taza... visto y oído hasta la saciedad. De lo que no se habla tanto es de lo que extrañamos de nuestro país de acogida cuando volvemos a la piel de toro.

Esta foto es de una amiga de la universidad que vive en los Estados Unidos y que acababa de recibir un "paquete de supervivencia" de un familiar escocés:


De izquierda a derecha:

"Ambrosia custard", parecido a las natillas, pero más líquido. Se usa para acompañar otros postres, como tartas o "crumbles".

"Weetabix" son "ladrillos" de trigo laminado para tomar en el desayuno. Tienen poco sabor, pero sientan bien y se pueden acompañar de mil maneras (con frutas, yogur, miel.....)

"Tetley tea": una de las marcas más populares de té de diario. Para los españoles sería el equivalente del café Marcilla.

"Ready break", papilla de avena instantánea de desayuno.

"Crawfords Custard Cremes": galletitas tipo sandwich con relleno de vainilla.

"Crawfords Bourbon biscuits": a pesar de su nombre, no llevan alcohol. Galletitas de chocolate tipo sandwich con relleno de chocolate.

Boost, Malteesers y Snickers son todo chocolatinas. Me parece que menos la Boost las demás se ven en España.

El paquete anterior es todo comida que puede resistir un viaje transatlántico. Los que vivimos más cerca podemos permitirnos llevar otras cosas. Esto es parte de lo que he llevado en mi maleta en mi último viaje:


De izquierda a derecha:  miel casera de flor de brezo, salmón ahumado tradicional (encontrar salmón decente en España es más difícil que conseguir buen jamón serrano en Escocia), quesos tipo "Cheddar" de la isla de Arran (el de arriba es curado con cebolla caramelizada y el rojo es ahumado), mejillones ahumados. Además suelo llevar "shortbread" (galletas de mantequilla) o pan de jengibre para el desayuno.

18 agosto 2013

Despidiendo el verano

En Escocia las estaciones vienen y se van algo antes que en España.

El remate final de las rebajas hace tiempo que es un recuerdo, la vuelta al cole una realidad desde el Miércoles, los días son más cortos y en el ambiente se aprecia cierto olor a humedad. Hora de recapitular los recuerdos del verano que nos deja.

Mar y montaña son los favoritos de esta estación y no han faltado.

No sólo el paisaje es (previsiblemente) especial. En las montañas de Cairngorm está el único santuario de renos del país.

Estos animales son semisalvajes y, aunque pasan la mayor parte del tiempo pastando en libertad, gustan del contacto humano hasta el punto de comer de la mano de los turistas, algo que Jueves disfrutó inmensamente.

La ola de calor que invadió Europa permitió experiencias que creía olvidadas en estas latitudes. Como ir a la playa, aunque los rayos de sol oblicuos de las tierras del norte a veces la bañan de un color especial.

Pero no hay que dejar la ciudad para disfrutar del festival de color que trae el verano escocés. Una visita a los jardines botánicos de Glasgow basta.

Realmente, a veces no hay ni que moverse de casa. La alegría puede venir de pequeños detalles, como estas hortensias a la puerta de mi casa.
Ahora toca esperar a que el verde de paso a los ocres del otoño. Tampoco es mala perspectiva.

14 agosto 2013

Sinuhé, el egipicio


Libro de más de 600 páginas de cómoda lectura. Ambicioso y de cadencioso discurrir.
Sinuhé, médico y trepanador real del Antiguo Egipto, viejo y exánime, incrédulo y desterrado, escribe lo por él sufrido, gozado, experimentado y aprendido.

Yo, Sinuhé, hijo de Senmut y de su esposa Kipa, he escrito este libro. No para cantar las alabanzas de los dioses del país de Kemi, porque estoy cansado de los dioses. No para alabar a los faraones, porque estoy cansado de sus actos. Escribo para mí solo. No para halagar a los dioses, no para halagar a los reyes, ni por miedo del porvenir ni por esperanza. Porque durante mi vida he sufrido tantas pruebas y pérdidas que el vano temor no puede atormentarme y cansado estoy de la esperanza en la inmortalidad como lo estoy de los dioses y de los reyes. Es, pues, para mí solo para quien escribo, y sobre este punto creo diferenciarme de todos los escritores pasados o futuros.

Su autor, Mika Watari, hace de Sinuhé un personaje inteligente al que las circunstancias y el destino le obligan a vivir hechos y momentos trascendentes en la historia de su país que le llevan al desengaño. Y en el desarrollo de esa vida va hilvanando enseñanzas – que bien podrían ser hoy vigentes- de filosofía, historia, religión, antropología, economía y, desde luego, de medicina y mitología; que como lava volcánica cubre la superficie del esqueleto de la novela: el Egipto de hace 3400 años cuando su faraón –Akhenaton-, deseando un solo dios para su pueblo, provoca un  conflicto en aquella sociedad tradicionalmente politeista.
Aquí os dejo algunos párrafos de esta maravillosa novela.

Pero la razón de mi gran éxito era que no envidiaba a nadie ni rivalizaba con nadie, puesto que partía generosamente mis regalos con los otros y recibía los enfermos que mis colegas no podían curar, y para mí el saber era tan importante como el oro.

Porque cuanto más he vivido, más he comprobado que, haga lo que haga el hombre, obra por muchas causas que él ignora sin saber los móviles que lo empujan. Por esto todos los actos de los hombres son como polvo a mi pies, mientras no sé de ellos el objeto y la intención.

Sus palabras despertaron en mí un eco, y por primera vez me dije que el pensamiento humano era quizás imperfecto y que aparte este pensamiento podía existir otra cosa que el ojo no percibía y que el oído no oía y que la mano no podía tocar.

Por esto quiero que les distribuyas para la siembra todo el trigo que poseo. Quiero que lo hagas por Atón y por el faraón Akhenatón, porque lo quiero. Pero no les darás el trigo gratuitamente, porque he observado que los regalos engendran la pereza y el ocio y la mala voluntad. Han recibido gratuitamente las tierras y el ganado y no han sabido aprovecharlos. Recurre al palo si es necesario, pero vigila de modo que se hagan las siembras y las cosechas. Mas al recuperar nuestro crédito no quiero que tomes beneficio alguno, sino que les pedirás tan solo medida por medida.

Por esto acabé humillándome e inclinándome delante de la divinidad que vivía en mí y en cada ser humano a la que el faraón Akhenatón llamaba Atón y proclamaba dios único. Reconocía que había tantos dioses como seres humanos en el mundo y que la mayoría de ellos caminaban del nacimiento a la tumba sin haber conocido jamás el dios que llevaban en el corazón. Y este dios no era sólo saber ni comprensión; era una cosa más grande todavía.

-Tú eres nuestro dueño y nosotros tus esclavos; no remes más, de lo contrario el suelo se convertirá en el techo y caminaremos con los pies al aire. Deja de remar, querido dueño Sinuhé, para no sucumbir porque el orden es necesario en todo y cada hombre tiene el lugar que los dioses le han asignado y el banco de los remeros no está hecho para ti.

09 agosto 2013

Empanada políglota

Se dice en los mentideros de Internet que un niño bilingüe no tiene por qué empezar a hablar más tarde que otros. Si, pero no, pero casi, casi. No es lo mismo que en tu casa se hable español y catalán que español y urdu, por ejemplo. Cuanto más dispares sean las gramáticas, más difícil se hace descifrar cada idioma. Es un proceso duro, sobre todo los primeros años. No creo que haya ningún padre políglota que, al ver las dificultades por las que pasa su bebé, no se haya planteado alguna vez abandonar.

Ahora que Jueves empieza a parlotear me doy cuenta del curioso funcionamiento de su cerebro. Hace unas semanas la llevé a cama. Su manta tiene dibujos de buhos. Señala y dice "owl". "Muy bien", exclamo orgullosa. "Es un buho, en inglés 'owl'. Qué lista eres." (Aunque para tener un vocabulario de cincuenta palabras podías haberte lanzado con una más útil). Al día siguiente, lo mismo. Después mira mi pijama (que tiene un dibujo del pollino de Winnie Poo) y dice "owl".

-No, cielo, no es un "owl", es un burro.

-Owl

-Buuuurro.

-Owl.

-No, es un...

Y me doy cuenta de lo que ha pasado. "Owl" y "donkey" son muy diferentes, pero "búho" y "burro" no. Ha pensado en español y hablado en inglés.

Otro bicho que lía a los niños que conocen Escocia es este:

El ganado de las Highlands.

Hace un tiempo, un amigo alemán vino de visita con su bebé de año y medio. El crío empezaba a hacer sonidos de animales. Nada más ver la estampa, soltó un rugido leonino. Otra vez, progenitor y cría en onomatopéyico debate. Que no papá, si es peludo, es león.

Cuando saqué esta foto, Jueves no tuvo problema en decir "muuuu" a la primera. Lista como un ajo. Bueno, casi. Ese mismo ruido lo usa con las ovejas. Bicho peludo, "muuuu" al canto. Excepto si es bípedo, entonces lo llama papá.

Pero todo lo anterior es más o menos predecible. La gota que ha colmado mi vaso neuronal vino esta semana. Cada vez que Jueves abre la boca hago lo posible por adivinar si lo que sale es español o inglés. Después viene interpretar la palabra. El otro día me enseña un cuento. Señala un par de dibujos. Uno es "hoose", el otro "boote". Que nadie pierda el tiempo con el diccionario. Son dos palabras en escocés ("casa" y "barco"), una lengua que ni intentamos enseñarle. Eramos pocos y parió la abuela.
Una "hoose" enorme y típicamente escocesa en Pollok Park, Glasgow.

05 agosto 2013

Verano en el West End de Glasgow

Este fue otro glorioso fin de semana en Escocia. Aquí van unas fotos de una de las partes más conocidas de Glasgow: la zona universitaria del West End.

Este es el Kibble Palace, un invernadero parte de los jardines botánicos construido a finales del siglo XIX y remodelado a principios del XXI. Es el punto de encuentro de los amantes de las orquídeas, con bellas estatuas de inspiración clásica, un estanque de carpas y una temperatura perfecta para reposar en días de invierno.

Kibble Palace no es la única casa de cristal en los jardines que, como se ve, se llenan de adoradores del sol en días como ayer.

Un paseo por las orillas del río Kelvin es otra manera de refrescarse.

Una estampa poco común en el centro de una gran ciudad: pesca con mosca en el río Kelvin, detrás de Kibble Palace. Más tarde, en otoño, este será un buen punto para dar de comer a las ardillas.

El centro del West End universitario es Byres Road. Algunas de las calles adyacentes son muy atractivas. Tengo una especial debilidad por Ruthven Lane. Parece más parte de un pueblo que de una de las zonas más pobladas de Glasgow.

Otra calle de aspecto rural es Ashton lane, al lado de la facultad de Geología de la Universidad de Glasgow. El ambiente, sin embargo, no podía ser más urbanita, con restaurantes de postín y elevadísimo precio como Ubiquitous Chip para los acaudalados profesores (a la derecha) alternándose con otros como Vodka Wodka, un bebedero estudiantil (al fondo a la izquierda).

01 agosto 2013

La paz de los clones

No sé si esto siempre ha sido así, pero últimamente tengo la impresión de que todos los padres y educadores quieren que todos los hijos sean iguales.


2013
 Basta un vistazo rápido a cualquier libro, blog o programa televisivo sobre crianza para descubrir que hay un “niño tipo” ideal. Con sólo ver dibujos animados ya se aprecia que el gol hoy es una criatura "sociable", "segura de sí misma", "independiente", “tolerante”, “solidaria”, “preocupada por el medioambiente” y “capaz de trabajar en equipo”. Así en principio, no suena mal. Pero ¿Qué tiene de malo ser introvertido? Algunas de las mejores mentes de la Historia lo han sido. ¿Acaso la inseguridad no es un acicate para superarnos día a día? ¿Seguro que la tolerancia no es el disfraz más común de la apatía?


1983
 Hace unos días hablaba con un vecino asiático de los programas infantiles que veían nuestros hijos. El comentaba que quizá los de su tierra no fuesen los más populares porque eran historias con enseñanzas morales. Me hizo recordar nuestros cuentos clásicos. Los caballeros y princesas que ilustraban valor, justicia, lealtad y honestidad hoy son desestimados como machistas, clasistas e incluso violentos. No digo que haya que volver necesariamente a esas historias pero ¿Han mejorado nuestros valores? ¿O serán “tolerante”, “sociable”, “seguro de sí mismo” y “capaz de trabajar en equipo” eufemismos que maquillan otra generación “tragaldabas”, “gregaria”, “egocéntrica” y “sin iniciativa”?