30 octubre 2012

¿Te gusta The Big Bang Theory?

Durante los primeros años después de mi graduación, al saber que era física la gente siempre preguntaba lo mismo: qué es la teoría de la Relatividad (la de Einstein) y qué es la mecánica cuántica. Desde hace un tiempo, lo que quieren saber es si me gusta la serie de televisión "The Big Bang Theory" y si los físicos somos realmente así.

Para los no iniciados, esta serie muestra la vida de dos compañeros de piso, Leonard (investigador en física aplicada) y Sheldon (físico teórico), y sus amigos, Rajesh (astrofísico de origen indio) y Howard (ingeniero aeroespacial judío). En el piso de al lado vive Penny, una camarera aspirante a actriz bastante mona de la que Leonard se enamora.
Howard, Sheldon, Leonard, Penny y Rajesh
La primera vez que vi un episodio, me aburrió tanto que no lo pude terminar. La escena se repitió un par de veces, hasta que empecé la baja maternal. Lejos de mis compañeros de trabajo, cálculos, máquinas y todo aquello que definía una buena parte de mi vida, la serie me empezó a obsesionar. Contaba los minutos hasta el siguiente episodio para volver a oír los tecnicismos, cultismos y referencias cinematográficas que hasta entonces escuchaba continuamente.

En algunas cosas, TBBT es un retrato robot de mi trabajo. La mitad somos de origen extranjero, con una presencia india muy importante. También tenemos en común la proporción de personas religiosas (Howard y Rajesh), que conviven con el ateo militante (Sheldon) y el agnóstico (Leonard).

El lenguaje de la serie está clavado. Las frases cortas, diplomáticas como un tanque, directas como un francotirador y saturadas de lógica y analogías son nuestra forma de comunicación normal. También la atención obsesivo-compulsiva hasta en los más nimios detalles de la vida cotidiana (en mi trabajo todos sabemos cual es el retrete con la mejor cisterna, las papeleras que siempre están llenas y un buen número de cumpleaños). Las referencias a la ciencia-ficción son más frecuentes entre técnicos informáticos o de electrónica, pero también son normales.

En cuanto a las mujeres, la proporción en general es correcta (en mi facultad eramos una por cada tres hombres). 

No todo es igual, por supuesto. Aunque en realidad y ficción la necesidad de cambiar de peluqueros de los hombres es desesperada, no van por la vida con camisetas de superhéroes, sino con corbata y camisa de cuadros de manga corta. Pantalones azul marino en invierno y beige en verano. Un investigador en una buena universidad británica tampoco viviría en piso compartido en un edificio donde una camarera alquila uno entero. La mayoría son propietarios en algunas de las zonas más caras de la ciudad.

Tampoco coincide el aspecto físico de las mujeres. Durante la época estudiantil, aproximadamente la mitad tiene el aire descuidado que se ve en la serie. Una vez acabada la carrera, somos muy pocas las que salimos de casa sin maquillaje, pocas de zapato plano y menos aún las que van en vaqueros y camiseta al trabajo. Esto y la diversidad de nacionalidades hacen que, en comparación, la belleza de Penny sea de corriente para abajo.

Por último, hay cosas que echo de menos, como nuestro dolor casi físico ante un cuadro torcido, o que resolvamos raíces cuadradas, factorizaciones y ecuaciones de cabeza, pero necesitemos sacar la calculadora cada vez que hay que dividir la cuenta en un restaurante.

23 octubre 2012

Tras el cristal

Son las tres y veinte de la tarde. Me siento en una mesa próxima a los ventanales de entrada y pido mi café. Es un bar en una plaza céntrica, el autobús tiene parada delante, el tránsito de personas y vehículos es constante. La camarera ya no me ofrece el periódico como hacía los primeros días: mi disfrute es saborear el café y la observación de los que están en el bar o pasan por la acera. Muchas caras son repetidas, aún así, no todos los días tienen la misma expresión. La fauna urbana es muy variopinta y su comportamiento siempre despertó mi curiosidad. Me interesa cada persona con su vida a cuestas y, cuando la ignoro, me gusta imaginarla. Veamos algunos ejemplos:

Un varón que supera los 50. Entra despidiéndose de alguien por el teléfono móvil. Pide una caña y se sienta en un taburete de la barra. Hace una llamada, y su voz, sonora y potente, se oye en todo el recinto. Se siente seguro con el artilugio en la mano, trata de amigo al interlocutor, le da consejos y pide opiniones. Todos podemos darnos cuenta de que nada interesante es lo tratado. Pasados diez minutos y terminada la cerveza, se despide del amigo y paga. Marcando un número se aleja por la calle...

Trabaja en la banca. No pasa del 1,65 y su cabello ya es cano en gran parte. Tras el cristal lo veo pasar, apresurado, el periódico en la mano y el braceo rítmico y exagerado. No desvía la mirada, siempre al frente: ahí deber estar su futuro y desea que sea presente ¡ya!

Desparpajada y delgada, frisando los 40; le acompaña su hijo de unos doce años con el uniforme del colegio. Acaba de aparcar ocupando un carril: un tercio de la calzada para ella sola. Le traen algo de comer y beber. Atosiga al adolescente con preguntas sobre exámenes, profesores, compañeros; intercala consejos e impone conductas. Terminada la manduca, y con la misma desvergüenza que entró, se va sin dejar de hablar al joven. El resto de la ciudadanía se lo agradece por hacer la circulación más fluida.Intuyo que trabaja en el ramo comercial. Porta un maletín abultado y muy limpio, va cuidadosamente peinado. La americana, totalmente abotonada, recoge un abdomen amplio y perfecto ejemplo del movimiento vibratorio. Ha rebasado los treinta con holgura, se le ve realizado y satisfecho. Una esposa complaciente debe de estar esperándolo.

Un joven, fumando un cigarro liado por él, saca su perro a pasear. Yo abono mi café y me voy.

18 octubre 2012

Cómo se hace un medicamento

Para que un medicamento se pueda consumir legalmente debe pasar al menos tres pruebas denominadas ensayos clínicos. Estas pruebas definen la mejor dosis, los efectos secundarios y su eficacia.

Cada ensayo tiene unos requerimientos que deben cumplir todos los pacientes que vayan a participar.

La ley obliga a que el ensayo esté aprobado por el comité ético del hospital donde se diseña. Una vez aprobado, los pacientes son informados de las terapias que se van a recibir, las pruebas necesarias y los potenciales riesgos.

FASES

Un fármaco debe pasar obligatoriamente por las tres primeras fases para su legalización y comercialización.

1. Fase I: 

se estudia la seguridad de un fármaco nuevo, cómo se debe administrar (oralmente, intravenosa, intramuscular etc.), con qué frecuencia y cuál es la dosis máxima tolerable. Los ensayos en fase I se llevan a cabo con voluntarios sanos excepto en oncología, donde se emplean pacientes con tumores muy avanzados.

2. Fase II: 

Sobre la actividad del fármaco y sus efectos.

Una fase dos ideal se administra con el sistema "triple ciego": se hace un sorteo en que a una mitad de los pacientes se les asigna el nuevo fármaco y a la otra mitad un placebo. Ni el médico ni el paciente saben en qué rama del ensayo están hasta que los resultados son procesados.

Para superar esta fase el fármaco debe ser superior al placebo.

3. Fase III: 

Comparación del nuevo tratamiento con la terapia que se administra habitualmente en la clínica.

De nuevo los pacientes se asignan aleatoriamente a uno de los dos grupos, de manera que son tratados bien con el nuevo o con el viejo fármaco.

Para superar esta fase el fármaco debe ser superior al mejor del mercado.

4. Fase IV: 

Estos ensayos están son para afinar la dosis o administración de un fármaco, sus efectos secundarios, etc. o para investigar usos alternativos de fármacos ya aprobados.

Tanto esta etapa como la anterior deben llevarse a cabo obligadamente con medicamentos registrados.

En las dos primeras fases, una vez que el ensayo ha finalizado se revisan los datos y se toma una decisión respecto a la continuidad del proceso. En fases posteriores, los resultados se divulgan en congresos y revistas especializadas. Esto da la oportunidad a cualquier profesional interesado de debatir si la metodología y los resultados obtenidos justifican las conclusiones del grupo investigador.


El siguiente paso es el escrutinio por comités de agencias del medicamento (como la FDA en EE.UU. o la EMEA en Europa) para comprobar que cumple con la legislación sanitaria vigente en cuanto a efectividad y riesgos y, según eso regular en que casos se puede recetar.

ALGUNAS REFLEXIONES

El precio de los medicamentos y la ética de las compañías farmacéuticas

Se dice que los medicamentos de última generación son caros. Cuando una medicina sale al mercado, no solo pagamos los costes de producción. Los científicos que han hecho los miles de experimentos y ensayos clínicos que no han llegado a puerto también tiene que comer. Sus animales, laboratorios, maquinaria, etc necesitan ser mantenidos y actualizados. Eso también se incluye en el coste del producto.

Por otro lado, tras seis meses en el mercado, los medicamentos se convierten en "genéricos", que viene a significar que cualquiera que tenga los medios necesarios puede fabricar y vender el producto. Es decir, una compañía farmacéutica tiene seis meses para recuperar la inversión, lo que impone una presión brutal para venderlo.

Medicinas complementarias y alternativas

Se considera medicina complementaria o alternativa aquella que no ha probado su eficacia. Esto puede ser por varios motivos:

-No se han hecho ensayos clínicos:

Por ejemplo, el uso de la manzanilla en problemas digestivos.

-Se han hecho algunos ensayos clínicos, pero no en todas las fases, o los que se han hecho son de escasa calidad:

Aquí tenemos a la gran la mayoría de los remedios de medicina natural, ayuveda, osteopatía, quiropraxis...

-Los resultados de los ensayos son inconcluyentes: 

Este es el caso del hipérico, o hierba de San Juan y su prescripción en depresiones leves. Los usos y contraindicaciones son tan similares a otros productos en el mercado que su clasificación varia según el país en el que se pida.

-Los ensayos clínicos han fracasado: 

El ejemplo mas famoso es el de la Homeopatía. Muchos remedios homeopáticos aseguran que han pasado ensayos clínicos. Es verdad. Prácticamente todos han pasado un ensayo en fase 1. Pero los de fase 2 han fracasado estrepitosamente.

Por ultimo, la única medicina alternativa o complementaria inefectiva en todas sus facetas es la Homeopatía. El resto varia según la aplicación. La Acupuntura es generalmente inútil, pero es aprobada como remedio contra el dolor en casos específicos. La Osteopatía puede mejorar algunas dolencias de espalda, por ejemplo. En la medicina natural, la "garra del diablo" para la artritis o el aceite de hígado de bacalao para la prevención de problemas cardiovasculares no han pasado ensayos en fase 3, pero tienen cierta efectividad y, dada su escasa toxicidad, pueden ser alternativas razonables en casos leves.

13 octubre 2012

El año que paseamos intensamente

El parque de mi barrio es como tantos otros en este país. Larga avenida de álamos centenarios, macizo de flores, grandes explanadas de hierba, columpios y el obligado lago artificial con patos, cisnes y cormorán.

Recuerdo la primera vez que lleve a Jueves. Día otoñal y multicolor como sólo se ve en Escocia. El carrito aun guarda las marcas de mis uñas en el manillar. Padre y abuela no consiguieron calmar mi angustia. El temor casi febril a aumentar la marca que el sufrimiento que nuevas experiencias y estirones dejaban en sus ojos me ahogaba. Ella disfrutó. Pero la inseguridad y la culpa por no poder borrar su padecimiento no me dejarían dormir hasta dos meses mas tarde.

El invierno llegó. Jueves sonríe, pero sigue su titánica lucha por entender la vida y superar el dolor de crecer. Tormentas, nieve, hielo y nuevas alianzas. A la sempiterna abuela y el padre se unieron la asistente sanitaria, la medico de cabecera y la pandilla de madres primerizas de la zona.


Tras un extraño invierno, llegó una repentina primavera. Campanillas, crocos, narcisos... plantas que otros años esperaban su turno para florecer reventaban casi al mismo tiempo. Con aquel caos llegaba una añorada rutina. El aire del parque colmaba de alegría a la pequeña Jueves, que empezaba a dominar la risa. Más lenta, su madre también despertaba de la pesadilla invernal. Las tardes de sábado paseando en soledad por la ciudad y las noches de viernes leyendo Antigua Vamurta en el banco de un viejo restaurante chino mientras esperaba por una cena para llevar fueron los mejores regalos que el padre de Jueves me pudo hacer.
Junio

Julio
Agosto
El verano fue lluvioso, plomizo y frenético. La pequeña Jueves ya no era pequeña. El descubrimiento de aguacates, arándanos, manzanas y otras delicias la hicieron grande. La curiosidad por los perros, gatos, patos y cisnes del parque tensaron sus músculos haciéndola fuerte. Los columpios, los juegos con otros niños y el mar de la tierra de su madre la hicieron feliz.

Y volvió el otoño. Y encontró a otra Jueves. Aquella sufrida desconocida es ahora una chica tranquila, dicharachera, observadora y muy sociable. La Emperatriz del Parque saluda a sus súbditos desde una carroza que ya no siempre conduce su madre. Interés, inteligencia, dos meses como padre a tiempo completo y la jornada partida hacen al padre de Jueves -o, como ella lo llama, "Da"- un chófer de admirable competencia. Las chicas de la guardería también se han ganado su amistad.

Mientras, espero el siguiente desafío. Tensa y expectante por un lado, aliviada por otro porque en esta maratón que es ser padres, tras mucho esfuerzo, por fin, hemos superado el precalentamiento.

06 octubre 2012

Ceasefire: la lucha de un hombre contra la violencia callejera

David Kennedy no ha ido a la universidad. No tiene calles a su nombre. Nadie lo busca para hacer una película de su vida. Pero este hombre enclenque y melenudo ha salvado miles de vidas.

David Kennedy
Kennedy creció en Detroit. Estudio Filosofía en un colegio profesional. Se mudo a Boston en 1980, donde trabajó como redactor por encargo. Uno de sus primeros trabajos fue recopilar casos de estudio para una reunión de jefes de policía, criminólogos y especialistas en justicia criminal de Harvard. Para ello Kennedy se montó en las furgonetas patrulla de los barrios mas conflictivos de Los Ángeles durante casi diez años. En 1994, el Instituto Nacional de Justicia le dio una beca para analizar la violencia entre los jóvenes de Boston.

En 1996, el equipo de Kennedy presentó "Operation Ceasefire"("Operación Alto al fuego"), un plan de acción que las autoridades policiales bostonianas acogieron con entusiasmo. Seis meses después de su aplicación, el numero de homicidios en la zona caía un 71%. El método se extendió a otras ciudades. En Chicago, los homicidios disminuyeron un 37% en año y medio. En High Point (Carolina del Norte) se consiguió que un mercado de drogas al aire libre que llevaba operando más de veinte años cerrase en dos días. En 2007 Operation Ceasefire llego a Cincinnaty. En 2008, el numero de homicidios relacionados con pandillas en esa ciudad bajaba un 50%.

En el 2008, el método de Kennedy llega a Europa de la mano de Karyn McCluskey, que propone la idea en Glasgow. Los delitos violentos disminyeron un 46%, los no violentos un 34%, la posesión de armas un 85% y las peleas entre pandillas un 73%.

Aplicar Operation Ceasefire no es sencillo.

Karyn McCluskey en Glasgow
Se empieza con un trabajo de campo de la policía para identificar a delincuentes y sus conexiones con el resto del vecindario. Una vez se tiene pruebas de sus actividades delictivas y se entiende su entorno, se les obliga a asistir a una "reunión de intervención" en un juzgado.

En la primera parte de la reunión, la policía muestra a los delincuentes vídeos, pruebas forenses, informes, etc. El mensaje es simple: Sabemos quién eres, con quién andas y con quien te peleas. Si quisiéramos podríamos detenerte ahora mismo.

En la segunda parte, se llama a vecinos y gente afectada por la violencia. Un anciano temeroso de cruzarse con ellos en el camino para recoger su pensión. Un medico de urgencias que explica la dificultad de atender a las víctimas de cuchilladas. Madres que describen el dolor del día a día con un hijo mutilado o muerto. Pandilleros que ha cometido un asesinato en su adolescencia y describe el remordimiento y la vida en la cárcel...

Finalmente, se ofrece dos opciones: Un teléfono de ayuda, o la puerta.

Si se escoge el teléfono, a las 24 horas de llamar, los pandilleros son evaluados por un asistente social para ver si necesitan tratamiento por drogadicción. Luego se les ayuda a acceder a educación, a servicios de salud, se les da asesoramiento para encontrar trabajo y ayudas sociales.

Si se vuelve a delinquir, la policía no carga sólo contra el responsable. Ante la más mínima sospecha, redadas, detenciones y multas lloverán sobre el delincuente, su familia y sus amigos.

Operation Ceasefire no es la panacea. En Minneapolis el método fracasó porque la diligencia y la sincronía necesaria entre servicios sociales, policía, justicia etc es grande. El diseño de las reuniones, el trabajo de campo y las charlas se han de hacer cuidadosamente, con una atención casi individualizada para cada delincuente. A veces un descuido puede tener un efecto opuesto al deseado. Aún así, Operation Ceasefire ha probado ser un plan barato y efectivo.

En la actualidad, David Kennedy es profesor en el Colegio John Jay de Justicia Criminal en Nueva York, donde anónimamente sigue investigando posibles mejoras y nuevas aplicaciones de su método.