09 septiembre 2012

Tony

Tony era bedel en el primer hospital en que trabajé. Era bajo, redondo y canoso. Brusco y buen tipo. Llevaba más de veinte años en el servicio de Medicina Nuclear y lo sabía todo. Médicos, radiógrafos o físicos, nos podría suplantar a cualquiera. De hecho hubo ocasiones en las que hizo nuestro trabajo mejor de lo que lo hubiésemos hecho nosotros...


El radiógrafo

Mi jefa quería comparar la información que se saca de un escaner de Medicina Nuclear y la que se ve en una ecografía de tiroides (una glándula bajo la nuez). Como entonces yo estaba en la base de la pirámide, me tocó hacer de paciente para la ecografía. Me embadurnan con el gel, me ponen el aparato en el cuello... y nada. Ni tiroides, ni la más mínima pista de por dónde puede caer. Llamamos a los radiógrafos. Uno se excusa con un “es que en la carrera las radiaciones no ionizantes eran asignatura optativa”. Otro se entusiasma, pero se desvía “Yo la tiroides no sé. ¿Y la carótida? Esa si que mola ¿Te enseño la carótida?” (la carótida es la vena que notas palpitar al poner la mano en el cuello). En medio del corrillo se abre paso Tony. “¿Qué pasa, Jefa?¿Puedo ayudar?”. Mi jefa le describe el problema. Tony me mira, aún en la camilla y con el cuello gelatinoso. Me da una toallita. “Tú ya has cumplido”. Coge el gel, se lo pone en el cuello, agarra el aparato y al primer intento, ahí está: la tiroides de Tony en todo su esplendor.

De tanto ver hacer las ecografías mientras esperaba para recoger a los pacientes, se había aprendido el proceso de memoria.


El físico

A Tony le encantaba la física. Comía siempre con nosotros y cuando íbamos a una conferencia nos pedía los panfletos de los vendedores para saber más de las máquinas.

Un día vinieron dos subcontratados a pintar la sala del escaner de Medicina Nuclear (un SPEC). Se les había explicado la situación en detalle, pero vieron el cartel de “Precaución. Zona Radiactiva” y se negaron a entrar sin hablar con “un experto”. Ya iba yo directa cuando Tony me intercepta. “Déjamelo a mí”. Va hacia los peones con aire de toro embravecido.


TONY: ¿Qué pasa?

PEÓN: A nosotros no nos dijeron nada de radiactividades. Así no queremos trabajar. O el entendido viene y nos dice qué hacer con esto, o nos vamos.

TONY: Vamos a ver... En una exploración de medicina nuclear el paciente es inyectado con un fármaco radiactivo, o marcador. Este radiofármaco es detectado por el cabezal de la máquina de diagnóstico que veis. Es decir, que el único agente radiactivo en este tipo de examen es el paciente. La sala de mediciones sin paciente no es radiactiva. Pero eso ya os lo dijo el jefe antes de venir, así que a ver si dejáis de tocaros los huevos y os ponéis a trabajar de una puta vez, que tenéis una cara de la hostia.

Ninguno de los físicos nos hubiésemos atrevido a soltar la última frase, pero sospecho que fue la más efectiva.


El médico

Entra una residente de medicina (MIR) preguntando por Tony. Cuando lo encuentra, le enseña una radiografía de tórax.


MIR: Hola Tony, venía a ver si tu crees que en esta radiografía se ve algo.

TONY: Mujer, yo miro lo que quieras pero ¿por qué no le preguntas al Dr. Blind?

MIR: Ya sabes porqué: porque nunca ve nada. Nunca está seguro y siempre termina pidiendo tropecientas pruebas. Quería ahorrarle la molestia a la paciente. A mi no me parece que tenga nada, pero no tengo mucha seguridad aún. Por eso te preguntaba a ti, que sabes más.

[Tony mira la placa con atención].

TONY: Yo tampoco veo nada en la radiografía. Pero si no estás segura, mira el historial. Según lo que se sospecha que pueda tener pide otra prueba alternativa, una ecografía o un SPEC de perfusión, por ejemplo.

Después de dar las gracias, la residente volvió al despacho. De una forma u otra, Tony terminaba viendo la mayoría de las radiografías del Dr. Blind. Si él no ve nada, no hay nada.


Alguna vez preguntamos a Tony por qué no se sacaba un título y cobraba en concordancia con lo que podía hacer. El decía que no quería perder el tiempo, que la universidad son muchos años, pero luego en el trabajo casi no usas lo estudiado. Para eso mejor pasarse ese tiempo en algo que te guste más.

6 comentarios:

  1. Caramba con Tony, brusco y buen tipo. Hombre, si habláramos de tornillos para vías de tren... Pero en medicina nunclear todo eso da el doble de respeto. Y mientras, el doctor experiencia moviéndose como un pez en el agua, el ojo en las sombras de las radiografías.
    Saludos.

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    1. Además, el respeto era mutuo.

      Creo que muchas veces lo que nos frena de entender algo complejo es el miedo. Tony no tenía miedo. Preguntaba y, si no entendía, preguntaba más. Sino, no pasaba nada. Creo que esa confianza era lo que le permitía saber de todo. De hecho, he conocido a niños que terminaban entendiendo su tratamiento mejor que los padres por el mismo motivo.

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  2. El sabio Tony, caray! hace falta más gente que sepa de las cosas. Por otro lado, me gusta tu sentido del humor "dr.blind" me has hecho reír, hace honor a su nombre-no ve nada-

    saludos.

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    1. Si crees que hace falta más gente que sepa, sigue su ejemplo :-). A la mayoría de la gente que conozco nos encanta que el paciente pregunte. Supongo que pasa en cualquier profesión; si te gusta lo que haces, siempre te caerá bien quien muestre interés en lo que haces.

      Me temo que aquel médico era un caso excepcional. Al parecer las clases de la universidad las bordaba, pero delante de radiografías de verdad se ponía hecho un flan. Ahora ya estará jubilado.

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  3. Buena filosofía la de Tony. La vida no es solo dinero, pero sí es toda tiempo.

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