08 junio 2012

El bello arte de la política, o como dar jaque a la investigación española

Recientemente se ha publicado un artículo de la Secretaria de Investigación del gobierno español en Nature. Habla de los recortes que tendrán que sufrir los investigadores que se queden en nuestro país. El texto y las reacciones posteriores son un caso ejemplar de astucia política, o de cómo neutralizar a la oposición y ganar popularidad sin necesidad de un plan de gestión excelente o notorio.

Resumen del artículo:
Tornar la crisis presupuestaria de España en una oportunidad

El presupuesto de España para el 2012 es el más austero de nuestra historia democrática. El gobierno se ha visto obligado a optimizar sus limitados recursos en todas las áreas - y la ciencia, la tecnología y la innovación no puede quedar exentos. Por eso que he accedido a una importante, aunque no insalvable, disminución de los recursos.

En la parte del presupuesto destinado principalmente a las ayudas y subvenciones que son indispensables para la investigación, se ha producido una disminución del 22,5%. Esto se suma a los recortes de años anteriores, por lo que no se puede negar que estamos ante una situación muy difícil.

Sabemos lo que hay que hacer. Mi departamento debe alcanzar e incentivar la excelencia. Una cuarta parte de la fuerza laboral española está en el paro, así que aunque la inversión en ciencia, tecnología e innovación es importante, también debemos ser realistas.

Mire a su alrededor y no se deje engañar. Ahora debemos dejar de hablar de la importancia de la ciencia, y en su lugar, comprometeros a la necesidad de excelencia en la ciencia.

Sin duda investigación, desarrollo e innovación han avanzado en la última década en España. Pero el crecimiento acelerado puede dificultar la gestión eficaz de los recursos, y ha ocurrido una superposición de instituciones y funciones. En la actualidad, hay un centro de investigación de biotecnología o parque científico en casi todas las regiones españolas.

Carmen Vela, secretaria de Ciencia.
Para fortalecer el sistema de investigación en nuestro país debemos soltar lastre, pero es importante reducir la cantidad, no calidad. Este proceso será complejo e impopular: después de todo, a nadie le gustan los recortes o reajustes. En virtud de los cambios que anuncio aquí, sólo se asignarán recursos a aquellos científicos que puedan demostrar que están elevando las fronteras del conocimiento. Queremos apoyar sólo los proyectos realmente competitivos, que están dando frutos, o que muestran a través de resultados recientes el potencial de hacerlo y cuyo objetivo es mejorar la vida cotidiana de nuestros ciudadanos. La competitividad se convertirá en parte del proceso de obtención de fondos estatales.

Animo a nuestros investigadores para demostrar su excelencia, compitiendo a nivel internacional con los mejores de Europa. La Unión Europea prevé una inversión de más de €80 mil millones a través del Programa Marco de Horizonte 2020 para 2014-20. Nuestros científicos deben buscar y ganar parte de este dinero.

Tenemos que cambiar el número de investigadores para mantener y mejorar la calidad de los contratos, mientras que reducimos la cantidad. Teníamos que hacerlo de todos modos: el sistema español de I+D no es lo suficientemente grande como para justificar el pago de los muchos investigadores actuales.

La situación no es ideal, pero la crítica continua no ayudará a sacarnos del hoyo. Excelencia consiste en tener una actitud basada en el esfuerzo y trabajo, no sólo en la crítica. No es suficiente centrarse en el presente, hay que planear para el futuro. Mi trabajo y el de mi equipo, es alcanzar la excelencia en la inversión con los recursos disponibles.

Albert Einstein, uno de los pocos científicos que los españoles fueron capaces de nombrar en una encuesta realizada el mes pasado, dijo una vez que hay una fuerza motriz más poderosa que la energía del vapor, la electricidad o atómica: la voluntad. Con voluntad, nuestro reducido presupuesto de I+D será la vía para salir de la crisis - y salir de ella más fuertes que nunca.


Cómo lo ven los investigadores españoles:
Internet arde. La mayoría han analizado el texto como lo haría cualquier científico, párrafo a párrafo, o -parafraseando a Descartes- "dividiendo cada idea en cuantas porciones sea preciso para mejor rebatirlas, comenzando por desmontar los argumentos más simples, para remontarse gradualmente a los más complejos".

Que si la excelencia viene después de un periodo largo de apoyo sostenido a la ciencia. Que si la anemia crónica del presupuesto hace que la calidad del equipo sea mucho peor que en países desarrollados, convirtiendo la competencia por financiación europea en una quimera. Que si lo que este país realmente necesita son recursos, políticas claras de contratación o una burocracia simplificada. O directamente saltamos a la demagogia fácil de mentar a Bankia y decir que lo que sobran son políticos. Todo cierto, pero no importa.


Cómo lo ve el votante medio:
El español de a pie no es científico. Tampoco tiene interés en un análisis detallado del texto. Pero entiende que, si todos los demás se aprietan el cinturón, justo es que los investigadores también lo hagan. Después de todo, si hemos perdido dinero en áreas de reconocida importancia como educación o sanidad ¿por qué no recortar el presupuesto de gentes que ni siquiera sabemos a qué se dedican? Si los demás nos tenemos que buscar la vida, que los batas blancas hagan lo mismo. Y si no valen, a la calle, como pasa en otros negocios. La poda selectiva del personal menos productivo suena familiar y justa. Lo contrario es insolidario.

Es difícil creer que puedan sobrar científicos, pero cuando se asocia al "un centro en cada provincia" suenan las familiares campanas del derroche de la cesión de competencias a comunidades autónomas y se traga mejor.


Lo que va a ocurrir:
¿Qué es "excelencia investigadora"? ¿Cómo se evalúa? Ni idea, ni falta que hace.

En Moncloa son conscientes de que decenas de blogueros no son rival ante un puñado de frases edificantes en Nature. La opinión pública ha sido convencida de que saben lo que hacen y no va a indagar.

La realidad es que en los años de bonanza los centros de investigación -como tantas otras instituciones-  se saturaron de funcionarios. Gente que ha envejecido en el puesto y que -sean productivos o no- son difíciles de eliminar. Estos serán los "científicos excelentes" de la secretaria. Nada va a cambiar.

Mientras, las reformas que permitirían eliminar endogamia y burocracia (los grandes males que contaminan tanto a la ciencia como al resto de la sociedad española) seguirán esperando.

Garmendia, Soria o la propia Vela han demostrado que no es suficiente tener a políticos que piensen como científicos. Para poder sobrevivir, necesitamos a científicos que entiendan la política. Y quien dice científicos, dice gente de la educación, sanidad, arte ...

2 comentarios:

  1. El resumen del artículo de Carmen Vela es un claro ejemplo de reparto de miseria, y de hacer de la necesidad virtud.
    La verdad es que de estos temas no sé nada. He leído el artículo a que apunta el vínculo. El científico del mismo afirma que la ciencia en España está esclerotizada. Ahora tampoco hay dinero para nutrirla. La cosa pinta mal.

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    1. Siempre pintó mal, el problema es que antes se podía compensar con otras industrias. Ahora no y, aún encima, seguimos hipnotizados por discursos vacíos como este.

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