18 marzo 2010

Telebasura

Hace un tiempo, en una de mis vacaciones, mi madre me sentó delante del televisor y dijo “Para que sepas lo que se ve en España”. Frente a nosotras estaba ese torrente de vulgaridad asiliconada que es “la” Esteban. Años antes tuve un momento casi idéntico, cuando la madre de la familia inglesa que me albergaba los veranos me sentó delante de una serie llamada “Coronation Street”. Ambas demostraron una rara inteligencia al ver aquellos programas como algo esencial para entender sus países.

¿Por qué digo que la telebasura es importante para entendernos? Hordas de inmigrantes en nuestras calles, matrimonio homosexual, cambios de sexo en la Seguridad Social... En cualquier otra época de la Historia, semejantes situaciones hubiese convertido Europa en un polvorín. Hoy son realidad y no solo no nos sublevamos: lo vemos con orgullo y pedimos más. ¿Cómo se ha conseguido? La clase media somos fáciles de aplacar: el natural egoísmo humano hace que no nos preocupemos del vecino cuando nuestras necesidades están ampliamente cubiertas. Lo llamamos "tolerancia" aunque, en realidad, no haya nada que "tolerar". Otra cosa son los barrios donde hay penuria: identificar a una minoría y aniquilarla es una táctica natural, quizá la más eficiente, para la supervivencia. Para evitar esto sería bueno conseguir que el verdugo en potencia, antes de actuar, se identificase con la víctima.

En España, gracias a programas como DEC o Sálvame, las marujas que hace nada proclamaban “mi hijo, antes muerto que maricón”, hoy les ríen las gracias a Mariñas y Jorge Javier. Mujeres que apenas dos décadas atrás asumían un bofetón marital con naturalidad y adoctrinaban a sus hijas en el “hay que aguantar”, ahora ven que cincuentonas tan desprovistas de clase o educación como ellas se ensañan sin miedo con hombres como sus maridos. Los programas de la víscera también acogen en su arrabal a otros marginados, como los Dinios, las Venenos, las Judds... Lo que antes te convertía en una aberración (o una minoría) ahora puede hacerte millonario ¿Me entiendes?


Aquí, en el Reino Unido, el medio de instrucción han sido las telenovelas. Es casi imposible que nunca hayas visto un capítulo. “EastEnders” y “Coronation Street” (conocida comúnmente como “Corrie”) son los programas de mayor audiencia desde hace más de veinticinco años.
Sus actores están entre los mejor pagados de la televisión, no por su escasa calidad interpretativa, sino por las largas jornadas necesarias para rodar cuatro episodios semanales de tres cuartos de hora. Ambas pretenden dramatizar la vida diaria de una barriada, con personajes adecuadamente incultos y poco atractivos. “Corrie” retransmitió la primera historia de amor transexual de la televisión británica. EastEnders hizo lo propio con el primer beso interracial entre dos hombres (uno de ellos musulmán).

El adoctrinamiento televisivo tiene sus limitaciones. Los programas de cotilleo españoles muestran como la chabacanería, la ignorancia o el no dar palo al agua no tienen por qué ser impedimento para hacerse rico. Los culebrones británicos mantienen a la audiencia con argumentos extravagantes que hacen habituales delitos como agresiones o estafas. En ambos casos, la incultura y la falta de aspiraciones se consideran la norma. Supongo que, hasta que encontremos algo mejor, será el precio a pagar por una sociedad más comprensiva con las minorías.


El vídeo es un resumen mudo de la historia de amor interracial de EastEnders.

2 comentarios:

  1. Me encanta como lo ves! Y cuanta razon tienes. Es verdad que la telebasura hace cambiar la perspectiva de la gente. Yo tambien a veces flipo al ver cosas, pero la verdad es que hay mucha gente que las sigue. Y hoy en día o eres bCampanario o eres Esteban. hahaha!

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  2. Muchísimas gracias a los dos por ese comentario en el aniversario de fmtodoparidas. Un abrazo grandote.

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